martes, 28 de julio de 2020

Capítulo 8


La anciana que cuida a Juliana recuerda las palabras de Joao y se asusta pensando que la van a descubrir.
--perdón señor... la niña no lo hace por maldad... ya me la llevo...
--pero vigile a su nieta... la próxima vez que diga mentiras tendrá problemas...
--disculpe... disculpe...
Gabriel sonríe a la niña y le acaricia el pelo:
--eres muy linda chiquita, pero no debes decir mentiras... y menos muy graves... ¿verdad que no volverás a mentir?
Juliana muerde la mano de la anciana y dice:
--¡¡yo no digo mentiras¡
La anciana está sofocada:
--perdón, pero es que mi nieta quedó muy mal desde la muerte de su mamá...
--¡¡mi mamá está viva... usted la quiere matar... usted¡¡
La anciana se lleva a la niña tapándole la boca con la mano y casi arrastras. Gabriel se queda mirando a la niña haciendo que no con la cabeza desaprobando lo que considera una mala actitud de la niña:
--¡cuide a su nieta, señora, o tendré que llevármela para que la eduquen mejor¡
La advertencia de Gabriel suena a amenaza para la niña que lo mira con un gran dolor. Lo mira fijamente. A la niña se le queda clavada esa mirada de ese hombre al que hace directamente responsable de la muerte de su mamá. No tiene la cara de los verdaderos culpables y empieza a gestar un gran odio hacia ese hombre. A Gabriel el dolor que ve al irse en el rostro de esa pequeña le hace dudar. Y va a visitar a la reina. María Isabel lo recibe cordial:
--perdone que lo haya hecho esperar pero es que recién llego, mi hijo tuvo una niña y fui a visitarlo...
--Enhorabuena...
María Isabel fuerza una sonrisa para que no se note lo molesta que está porqué fue una niña:
--si gracias... pero no creo que haya venido para eso...
--No tiene razón... Quiero llegar a la verdad...
--¿qué verdad?
--sobre su antigua cocinera...
La reina se sienta en su butaca favorita. Se muestra tranquila:
--ya me dirá en que le puedo ayudar... La verdad ya la sabe... Yo se la dije...
--¿y está segura que así ocurrieron las cosas?
María Isabel se levanta, se hace la ofendida:
--¡¡es que duda de la palabra de una reina?¡
Gabriel agacha la cabeza, sabe que lo pueden acusar de alta traición por enfrentarse a la reina.
--No es eso... es que a lo mejor a usted la engañaron...
María Isabel da un golpe en la mesa furiosa:
--¡¡nadie engaña a la reina¡¡ ¡¡su obligación es llevar a la horca a esa asesina¡¡ ¡¡la palabra de ésa no puede valer más que la mía¡
--No es la palabra de esa presa... es la de su hija...
María Isabel se sienta:
--¿su hija?
Y le cuenta lo que le ha contado la pequeña Juliana. María Isabel tiene que hacer un gran esfuerzo para controlar la rabia:
--eso no es posible... yo mismo lleve a esa niña a un convento... Esa niña le mintió...
--¿y porqué iba a hacerlo?
--así son los niños... para gastarle una broma... o a lo mejor sus padres son mis enemigos... yo creo que los deberíamos interrogar...
--No pero me haría bien ver a la verdadera hija de Jacinta ¿será que usted me puede llevar a conocerla?
--es que desconfía de mi?
--no, pero me ayudará a aclarar las cosas...
--está bien veré cuando podemos ir...
--no podremos ir ahora?
María Isabel tiene que hacer un esfuerzo por calmar su rabia:
--está bien. Prepararé al carruaje.
La reina se gira, está rabia.
--¡¡no te pongas en mi contra o lo pagarás¡¡ ¡¡--dice para sí con rabia.
Gabriel se considera un hombre justo y aunque nunca desconfiaría de la reina piensa que tal vez a ella le engañaron. Y por el recuerdo de esa niña cuya mirada lo ha impresionado es que quiere llegar a la verdad.

Joao entra en las recámaras de la reina que está muy nerviosa.
--¿me llamaba?
La reina está furiosa:
--¡¡pasa y cierra la puerta¡¡
--¿que es lo que te pasa?
La reina lo bofetea:
--¡¡eres un imbécil¡¡¡me dijiste que habías hecho las cosas bien, que no había testigos¡¡
--así es... lo resolví todo...
La reina vuelve a bofetear al guapísimo joven que le agarra de los brazos:
--¡¡ya está bien... contrólate¡¡
--¡¡sueltame¡¡¡¿cómo te atreves?¡
Joao la suelta pero la mira amenazante:
--¡¡yo hago todo lo que usted me dice...¡¡¡no me trate peor que a un animal¡
--¡¡es que debería matarte, por inutil y confianzudo¡¡
--¿¿¡y se puede saber qué hice?¡
--¡¡qué no hiciste¡¡ ¡¡la hija de la cocinera esa fue a hablar con el abogado que contraté... le contó todo¡¡
Joao tiene el rostro desencajado por la sorpresa. Tiene qué hacer un esfuerzo para controlar sus nervios.
--no es posible...
--¡¡pues lo es¡
--tal vez era otra niña que...
La reina no lo deja seguir y le da las instrucciones de ir a un convento que hay no muy lejos:
--dale esta carta a la madre superiora...
--está bien...
El guapo joven se da la vuelta:
--¡¡no te he dicho que te vayas¡
Joao está muy ansioso por ver a Juliana y asegurarse que está bien. Mira a la reina:
--¿qué necesita?
--¡¡encuentra a ese niña y mátala y también a la anciana que iba con ella¡¡¡en la noche las quiero a las dos muertas o serás tú quien mueras¡
Joao traga saliva. Se queda parado.
--¡¡¿¿que haces ahí?¡¡vete¡¡
--si, claro... mi reina...
Joao se va pálido. En esa ocasión las órdenes de la reina le van a doler mucho. No puede evitar una mirada de angustia y que se le escape una lágrima al pensar en la niña.

La reina regresa con Gabriel. Se la ve ofendida:
--ya nos podemos ir... y espero una disculpa de usted,...
--no se lo tome así... yo confío en usted... pero...
La reina no lo deja seguir:
--¡pero nada¡¡¡¡yo le demostraré que lo que digo es la única verdad y que si usted quiere hacer carrera lo mejor será que lo entienda¡
Gabriel tiene miedo de que la reina se ponga en su contra:
--si esa niña me mintió entonces no tendré ninguna duda que la cocinera es culpable...
La reina lleva a Gabriel al convento, éste no imagina que Joao acaba de estar y la madre superiora presenta como la pobre hija de Jacinta a una niña cualquiera. Gabriel no le hace preguntas a la niña.
--que pena con usted majestad pero es que lo tenía que comprobar...
Muy a la defensiva, la reina dice:
--¡¡espero que ahora no le queden dudas de que ésa es una asesina¡
--no majestad... esa maldita no se librará de la horca¡
La reina se muestra dura pero por dentro está feliz por lo bien que le salió todo.

Por otro lado, Joao ha llegado a la cabaña en la que está la pequeña Juliana. La niña se le tira encima:
--¡¡viniste¡¡viniste¡
Ella lo mira sorprendido, le acaricia las lágrimas:
--¿porqué lloras?¿estás triste?
La anciana mira al joven:
--¿te ocurre algo?
Las palabras de la reina: "¡¡encuentra a ese niña y mátala y también a la anciana que iba con ella¡¡¡" --martillean en la mente del joven.
Mete su mano bajo la ropa para sacar algo que tenia escondido.

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