martes, 28 de julio de 2020

Capítulo 4

Joao es muy violento con Juliana pero no quiere hacerle daño. Sólo ha aprendido a fornicar y a matar y no sabe cómo tratar a la niña. Juliana ofrece resistencia. Le muerde el muslo y se aparta de él. Joao resopla. Sabe que no debe perder la paciencia.
--yo sólo te quiero ayudar, ven conmigo.
Joao trata de sonreir, pero nunca lo ha hecho y asusta a la niña. Su trato amistoso es muy forzoso. Extiende su mano y le dice a la niña:
--ven linda.
Juliana hace que no con la cabeza. Joao resopla. Mira hacia atrás.
--tus papás están muertos y si a mí me ven aquí contigo me van a matar también... Yo solo trato de ayudarte.
Juliana llora. Joao se arrodilla ante ella. La acaricia:
--por favor... no me hagas esto... deja que te ayude.
La pena de la niña hace que Joao siente culpa de sus actos y desea compensarla. Juliana no imagina que ese joven es el asesino de su padre. 
--¿de verdad me quiere ayudar?
Joao la acaricia. Siente pena de esa niña:
--si... ven conmigo.
--pero mi mamá no está muerta...
--Hazme caso... me lo vas a hacer?
Y Juliana ha tenido tanto miedo que ahora que ese joven la trata bien confía en él. Hace que sí con la cabeza. Él sonrie:
--ya no se puede hacer nada por tu mamá... ven conmigo... no le digas a nadie quien eres... olvida a tus padres... sólo así podrás salvar tu vida... ¿vale?
Y con toda la dureza que tiene, el guapo Joao trata de sonreir para no asustar a la niña. Y Juliana confía en él. Lo toma de la mano. Joao se siente extraño, nunca nadie lo había mirado con esa necesidad de cariño que tiene la niña.
--ven... yo te llevaré a un lugar seguro.
La niña mira atrás. Llora atormentada por los recuerdos, se va sin imaginar con quien...


Emilio está a cien. Entra en la recámara de Fernando con una vela.
--Fernando... Fernando.
Fernando no contesta, ronca. Emilio se acerca seguro pero aunque con miedo.
--esto es mal... esta mal... --dice acercándose a la cama.
El pecho desnudo de Fernando lo excita.
--sólo una vez... solo una vez.
Y es que el deseo lo está matando:
--es que si no lo hago me voy a morir... Es que me gusta demasiado. Él no se va a enterar y yo ya me daré por satisfecho. Quiero verlo desnudo... desnudo.
Emilio tiembla al destapar la sábana. No esperaba que estuviera totalmente desnudo. Sus ojos se le clavan en los genitales. Grita con deseo, sorpresa... Se aparta del gusto, del susto... es la primera vez que ve a un hombre desnudo tan cerca y le gusta mucho. Y además es él. Siente miedo, deseo. La parte más oculta de Fernando está ahí ante sus ojos, traga saliva.
--Fernando, Fernando.
Emilio se acerca con susto.
--si él se entera de lo que me gusta me va a matar y cada vez lo deseo más ¡me voy a morir si no lo toco¡¡ ¡¡sólo una tocadita¡ ¡¡así podré seguir como antes¡
Emilio mira a Fernando como si fuera un Díos, un tesoro. Le cuesta tocarlo... siente un gran placer al poner su mano en el muslo... poco a poco llena a los genitales, los caricia con suavidad... el tacto le gusta, le excita... recorre milimetro a milimetro... la nota crecer... Y eso le gusta...
--Fernando??¡
Fernando duerme:
--está borracho., no se enterará.
Y casi sin darse cuenta el miembro viril de Fernando se hace grande entre sus dedos. Emilio pierde el control e introduce la dura lanza de Fernando en su boca. 
--tengo que saber lo que siente, juro que sólo será una vez... tendré para siempre... será mi premio. Mi mejor recuerdo.
Y empieza a chupar con prisa. Quiere saber que se siente. Ttiene miedo de que Fernando se despierte sin que él llegue al final.. Fernando no duerme, está despierto gozando de los juegos de su hermanastro. Emilio está muy excitado que no ve el rostro desencajado  por el placer de Fernando cuando su esperma entra en la boca de su hermanastro. Emilio se levanta después de tragar. Lo mira con deseo. Con culpa.
--perdoname pero te quiero demasiado... ha sido un sueño que recordaré toda la vida.
y se va sofocado. Y Fernando se levanta sorprendido, contento. Satisfecho. No esperaba que Emilio se atreviera a tanto. Y sonrie. Le gusta el miedo de Emilio, que lo ame a escondidas, que abuse de el. Le excita imaginar como se está sintiendo. Emilio se mete en su recámara. Siente que ha hecho algo muy malo y tiene miedo pero no puede evitar gritar de alegría por ese contacto sexual con Fernando. Aún siente miedo pese a que se está pasando.
--no notará nada para Fernando esto que pasó no fue nada. No tendrá consecuencias y en cambio para mí ha sido el momento más feliz de mi vida ¡¡el más feliz¡¡

Joao ha caminado con Juliana toda la noche, llegan a una cabaña en el bosque entre los dos reinos. La niña duerme en sus brazos. Joao la despierta.
--ya llegamos.
--¿y quien vive aquí?
--una señora muy buena. Ella te va a cuidar y recuerda lo que te dije. No le digas nada a nadie de quien eres, de lo que pasó.
Joao no le da detalles a la anciana que lo recibe, solo le encomienda a la niña. Joao se iba a ir pero Juliana le estira de la mango de la camisa.
--señor... señor...
--¿que te pasa?
La niña le hace gestos para que se arrodille.
--¿que quieres?
Juliana le da un beso en la mejilla. Es el primer gesto de cariño que recibe desde niño y siente culpa. Se siente sucio. Sabe que esas dos personas que hay en la cabaña no imaginan el monstruo que es ahora, sabe que esa niña lo odiaría si supiera que mató a su padre y a su hermanito, sabe que esa anciana que de niño lo quiso tanto sufriria si viera en que se ha convertido. La anciana lo dejó ir con la reina cuando ésta se encaprichó de él sin imaginar en qué lo convertiría.
--¿volverás? --niña.
--no lo sé... --dice él conmocionado.
Joao se va, deja atrás a Juliana abrazada a esa anciana. La niña se despide de él con ternura. Cuando cierra la puerta a Joao le pasa algo que jamás le pasara. Por sus mejillas deslizan unas lágrimas. Se las toca sorprendido. Esa niña le ha tocado el corazón pero ya es demasiado tarde pero piensa que si logra que sea una niña de bien limpiará un poco su culpa.

A la mañana siguiente, Fausto sigue a Caetano que divertido se acerca hacia una cabaña.
--nos van a cachar... somos muy niños para ver esto... --Fausto.
Caetano se le rie:
--a ti te gustó... se te notó...
Fausto se pone las manos en el pantalón avergonzado. Se acercan a una ventana. Dentro está el rey con una esclava, de apenas 15 años. Muy linda.
--me han dicho que aún no conoces hombre... yo seré el primero... espero que sea verdad o lo pagarás...
El rey se acerca a la esclava muy excitado:
--¡¡desnudate¡
Ella no dice nada y el rey le desgarra la ropa dejándola totalmente desnuda.
--¡¡si no eres sumisa y complaciente te vendo de nuevo pero con unos buenos latigazos¡¡
Ella se queda quieta y el rey se le tira encima como una bestia. A Caetano le hace gracia más que nada los gestos que hace Fausto con sus manos dentro del pantalón. A pesar de su excitación, el rey oye las risas. Y mira hacia la ventana:
--¿¡quien anda ahí?
Los niños se asustan y salen corriendo. Fausto se esconde entre las matas pero a Caetano lo agarra su padre:
--¿¿con quien estás?¿estás solo?
El niño hace que sí con la cabeza. 
--¡no digas nada de esto a nadie¡
El niño hace que si asustado. El rey lo lleva dentro. Y Fausto tiene miedo de que le hagan daño pero no se atreve a actuar. Caetano está asustado. El rey agarra a la esclava del pelo y la pone delante de su hijo:
--¿¿te gusta lo que ves?
Caetano traga saliva con una mezcla de miedo y gusto extraña. Hace que sí con la cabeza. El rey le acaricia el pelo divertido:
--¡eres un macho... algun dia tendrás una para ti solo... que digo una, todas las que tú quieras... pero ahora no te quiero ver por aquí¡
El rey le da un cachete en la nalga a su hijo que se va sofocado. Luego el rey continua con lo suyo divertido.

Por otro lado, la reina se está entrevistando con un guapo abogado.
--me han dicho que eres bueno en lo que haces...
--recién comienzo pero algún día alguien sabrá quien es Gabriel Castañeda...
El joven es un abogado con mucho ímpetu y ganas de triunfar. La reina sonríe. Es justo lo que ella queria.
--vas a triunfar... si logras que condenen a mi antigua cocinera que mató a su marido serás un hombre rico y famoso...
--si es culpable la condenará...
--es culpable... ¿que más pruebas necesitas que la palabra de una reina?
Gabriel confía en la reina:
--por supuesto... dé a esa mujer por condenada...

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