jueves, 30 de julio de 2020

Capítulo 29










Emilio llora mirando con rabia a Jesús y a Fernando frente a esa cama que ha vivido el momento de pasión entre el esclavo y el príncipe.
--¡¡ya, Emilio. Jesús es sólo un esclavo y no tiene que enterarse de todas tus locuras¡¡ --Fernando.
Muy dolido, Emilio le dice:
--No sé cómo has caído tan bajo, con lo orgulloso que estaba tu padre con tu boda si supiera por lo que te casaste en realidad...
Jesús agacha la cabeza con vergüenza. Le duele el dolor de Emilio. Emilio está muy muy enojado. Fernando sabe que es mejor tenerlo contento. Le pone la mano en los hombros. Le habla dulcemente:
--si tú hablas me mataran... ¿eso es lo que quieres?
Emilio mira con un dolor muy grande a los dos amantes. No dice nada. Se va. Fernando está demasiado excitado con el cuerpo semidesnudo de Jesús que se ha cubierto con una sábana. Jesús está asustado:
--¡¡no lo deje ir asi¡
Fernando guiña el ojo a Jesús, le pone la mano en los hombros:
--tranquilo... no hablará.
Jesús mira a Fernando con reproche:
--lo sé... lo ama ¿no le duele jugar con sus sentimientos? Una cosa es que no me valore a mí que soy su esclavo pero él es un príncipe. Debería haberlo respectado...
A Fernando le duele el tono moralista de Jesús. Le agarra por la mandíbula hasta lastimarlo:
--¡¡tú no eres nadie y guárdate tus comentarios. tú limítate a complacerme cuando yo te lo pida¡
Fernando le da un empujón tirandolo en la cama y se va furioso. Jesús se queda preocupado. No sabe qué va a ser de su vida de ahora en adelante y eso le angustia.

Fernando llama a la puerta de los aposentos de Emilio. Aunque no le apetece nada acostarse con él y menos en su primera noche con Jesús pero quiere asegurarse tenerlo de su lado. Emilio está muy dolido y no lo quiere abrir.
--¡¡vete,  no te quiero ver¡
Fernando usa el tono fraternal al que está acostumbrado Emilio pero éste ya está decepcionado:
--Emilio, tenemos que hablar, las cosas entre nosotros no tienen porque cambiar.
--¡¡no pienso acostarme contigo después que has estado con esa basura¡¡
Fernando lo siente muy alterado y tiene miedo que se deje llevar, que sea peor que insista.
--¡¡tampoco te voy a rogar¡
Fernando confía en que el amor de Emilio hacia él sea verdadero, sea lo suficientemente fuerte como para no querer lastimarlo. A Emilio le duele que Fernando no haya insistido y es que para Fernando ha sido un descanso no tener que estar con Emilio porque sólo quiere tener presente los besos y las caricias de su esclavo con el que tanto a disfrutado. Jesús da vueltas por su recámara nervioso. Aunque se repite una y otra vez que Fernando no lo ve como una persona, que no puede sentir nada no puede evitar morirse de celos al pensar que Fernando se está acostando con otro cuando recién estuvo con él. Emilio por su lado está muy triste porque se ha dado cuenta que algo se ha roto con Fernando. No puede creer que un hombre como Fernando esté interesado en alguien como Jesús pero los hechos le dicen lo contrario.

Al día siguiente, temprano, sin saber bien porqué. Isabel va al lago. Allá su galán se baña desnudo. Cuando la ve, sonríe seductor. Sale del agua desnudo. Los dos se provocan deseo. Él sonríe.
--sabía que volverías --dice él coqueto.
Para disimular lo mucho que le gusta, ella le dije:
--ya te dije que me bañaba todos los días...
Isabel siente un fuerte deseo hacia ese cuerpo tan bello desnudo. No se puede controlar. Él se da cuenta y le gusta. Se besan apasionadamente. Ella se muere de deseo:
--¡¡hazme tuya... hazme tuya otra vez como ayer¡ 
Él está muy excitado:
--no tengo dinero...
--hoy es por vicio.
Los dos se sonríen y se funden en un sólo cuerpo bañados de pasión.

Isabel y su guapo desconocido han vibrado el uno en brazos del otro. Los dos desnudos junto al agua. Se acarician muy abrazados. Él siente una ternura especial por esa joven sin contar lo que lo excita que ella se le regale sin conocerlo. Ella lo que pretendía era vengarse de su madre y que no la pudiera casar pero está disfrutando mucho de ese hombre tan guapo del que no sabe nada pero que le gusta mucho. Ella tiene la cabeza apoyada en el pecho desnudo de él. Él que la acaricia los cabellos con ternura:
--yo soy Anselmo, ¿no crees que es hora que sepa de ti? almenos dime tu nombre...
Isabel se levanta y se aparta. Con ese hombre siente que es otra y así debe ser. Se empieza a vestir.
--no tienes que saber más de mí que el hecho que me converti en mujer en tus brazos, que tu me estrenaste y que pagaste por eso... que te vendí mi virginidad...
El guapo desnudo la mira desconcertado.
--¿que es lo que pretendes de mí?
--ya te dije... quiero ser prostituta...
--¡No puede ser¡ --dice él llevándose las manos a la cabeza.
--ya te lo demostré...
Él la besa en las manos:
--¡¡pero hoy no te cobré¡
--¿te molesta que me gusta acostarme contigo? Soy una perdida, ¿que pasa?
Anselmo la abraza:
--no me gusta que hables así... Me gustaría poder ayudarte...
Isabel acaricia ese bello rostro que tanto le gusta. Desearía que todo fuera diferente.
--dentro de poco muchos hombres me tocaran pero por unos días quiero que me toques solo tu...
Él la abraza y la acaricia:
--no eres una prostituta... sólo has estado conmigo... No importa el dinero... Aún no estás perdida... no eres de esas... ¿porqué lo quieres hacer? Yo te puedo ayudar... no sé... puedes estar sólo conmigo... yo te daré todo el dinero que pueda... aunque no sea mucho a mi lado no te faltaría de nada...
Isabel lo mira conmovida:
--¿harías eso por mí?
--Sin compromiso... ¿porqué no? Mi vida no es fácil pero ser prostituta no es mejor...
Isabel lo besa:
--no me hagas preguntas... mañana nos vemos...
Ella se iba a ir pero él la agarra del brazo:
--prometeme que no estaras con otro hombre...
Y ella le gusta mucho pero sabe que no puede ofrecerle nada:
--por ahora...
Él le guiña el ojo:
--ya me vale... por ahora...
Los dos se miran, el la besa apasionadamente. Ella se va corriendo.
--¡te espero¡ --le dice él.
Ella no le dice nada pero se va contenta. A él le entristece pensar que esa joven esta en problemas. Le gusta mucho y le gustaría ayudarla. Se lleva las manos a la cabeza:
--aunque no sé si a tu lado la pobre estará mejor... –dice él para sí.

Por su lado, la reina M. Isabel va a su reino. Allá es recibida por su hijo. Hablan a solas.
--A Antonia le ha sabido mal que quisieras hablar a solas… l¡e has hecho un feo¡… Ella es mi esposa y todo lo que me tengas que decir ...--Luís.
La reina no lo deja seguir:
--¡¡cállate, lo que te tengo que decir es demasiado importante. Tu esposa es una carga, tienes que deshacerte de ella y cuanto menos cosas sepa mejor¡
El amor que sentía por Antonia ha desaparecido de repente sólo dice:
--es la madre de mis hijas…
--¡¡necesito un heredero¡
El guapo príncipe está sentado en una butaca con una copa en la mano. No le interesa mucho lo que le tenga que decir su madre.
--bueno, tampoco es cuestión que te agobies… ya no tenemos tanta prisa, Ester ya no es una amenaza… Fernando se deshizo de ella…
Luís siente una gran punzada en su alma cuando oye hablar de Ester. Se levanta angustiado.
 --¡¡¿¿qué le hizo Fernando a Ester?¡¡ --pregunta Luís con gran desesperación.
La reina está demasiado feliz por lo que está pasando como para darse cuenta de lo que le pasa a su hijo.
Muy tranquila y con una gran sonrisa, la reina le dice:
--Ester resultó ser una altanera y Fernando la metió en el calabozo… no saldrá de ahí sino muerta.
La reina ríe como loca. Luís siente una gran herida al saber que la mujer que tanto le impactó esté en graves problemas.
--¿¿¡qué?¡
--ahora tú lo único que tienes que hacer es embarazar al monstruo de tu cuñada y creo que ya la tienes dónde queríamos. No esperes más… ¡hazle el amor¡… espero pronto resultados…
Luís no la está escuchando. Sólo piensa que tiene que hacer algo para salvar a esa mujer que tanto le gusta.


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