lunes, 27 de julio de 2020

Capítulo 3

El rey escucha perplejo las declaraciones de la cocinera a la que ha obligado a tener relaciones sexuales.
--¿¿¡qué?¡ ¿¡¡que dices mujer?¡¡ --dice zarandeándola.
La pobre cocinera está muy asustada:
--hace dos meses que no me baja.
--vaya... pues ya le daré la enhorabuena a tu esposo.
La cocinera está asustada:
--¡no lo entiende¡¡ ¡¡hace dos meses que no estoy con mi marido¡¡ ¡¡no pude¡¡
El rey sonrie con orgullo:
--claro... es que él no te hace gozar como yo...
En realidad es que cada vez que su marido la iba a tocar sentía asco al recordar las caricias del rey.
--¡de él no puede ser... lo sé¡
--bueno... eso te pasa por ramera.
--¡¡es su hijo¡¡
El rey la golpea:
--¡¡eso no lo repitas¡¡ ¡¡te podría colgar por eso¡
El rey deja a la mujer llorando.

Por medio de una esclava que lo ha oido la reina se entera. Se enfrenta a su marido:
--¡¡esta humillación no te la perdono¡
--por favor, un hijo más o menos de sirviente no importa ¡¡nadie le creerá¡
--¡no quiero que una sirvienta vaya diciendo que espera un hijo del rey¡¡ ¡deshazte de la mujer¡
--ella no es una esclava.
Con desprecio la reina dice a su marido:
--¡¡no sabes hacer nada bien, yo me encargaré de todo¡

Y la reina busca a su fiel Joāo y le da instrucciones que el guapo joven sigue como una máquina que está diseñada para eso. Joăo visita la cabaña de Jacinta y su marido. Crea discordia en el matrimonio cuando les dice:
--la reina los quiere fuera,  ya se enteró que Jacinta es la amante de su marido y espera un hijo de él.
La pequeña Juliana se esconde debajo de la cama del miedo al ver que su padre se pone como loco. El hombre pierde el control y golpea a su esposa. Ésta cae al piso y pierde el conocimiento. Entonces Joāo ante los horrorizados ojos de la pequeña mata al esposo de Jacinta con un cuchillo de los que usa Jacinta en la cocina y luego pone el cuchillo en la mano de la cocinera. La mirada de Joāo es dura, no quiere pensar en lo que hace. Las palabras de la reina han sido claras, le da patadas a Jacinta en el estómago hasta que de su interior sale un baño sangre. La niña está demasiado asustada para moverse de la cama. Casi ni respira. No le ve el rostro a ese hombre, sólo los pies. Joāo se da cuenta de la presencia de la niña:
--¡que no quede testigos¡¡
Un soplo de compasión se apodera de él y prefiere ignorar a la niña. Deja que sean otros los que se ocupen de ella. Se va. Juliana sufre al ver a su padre muerto, su madre cree que también está muerta pero no es capaz de moverse. Justo cuando Jacinta despierta se encuentra a su marido muerto al lado y ella con el cuchillo en la sangre. En ese momento irrumpe la guardia del palacio y se lleva a la mujer presa a pesar de estar desangrándose.


Joāo está a los pies de la cama de la reina.
--ya se hizo lo que pidió, mi reina.
--ASí me gusta¿y la niña? ¿la mataste?
Joao sabe mentir, oculta la verdad:
--sí, me encargué de ella.
La reina se acerca a él. Se arrodilla.
--yo sabía que no me ibas a fallar.
Luego de entre las ropas saca el arma sexual de él y empieza a lamerla como el mejor de los dulces. Cuando ya el arma del guapo joven está por reventar, llaman a la puerta.
--¡abre¡¡¡¡abre¡
Joāo se sobresalta. La reina lo calma, le da ordenes para que lo espere en el cuarto de al lado. Abre al rey.
--¿que pasa? --le pregunta ella.
El hombre está muy alterado:
--¡¿¿como qué pasa? eso digo yo¡¡ que pasó con mi asunto?
--nada, ya me ocupó yo de eso. Tu hijo no va a nacer y tu amante no será un problema ¡y en el futuro sé más discreto¡¡ ¡¡yo no estoy acostumbrado a tanta inmoralidad¡¡
El rey quiere saber detalles pero la reina, muy deseado de seguir con Joāo le dice:
--ya te enterarás de eso.
El rey se va por exigencias de la reina. Joao entra con los pantalones subidos.
--¿porqué te has vestido?
--bueno... yo pensé que...
La reina no lo deja seguir. Le arranca la ropa como una bestia y se lo tira encima...
 

Mientras los habitantes del castillo sigue con su vida sin enterarse de lo que ha pasado. Emilio está como siempre al lado de Fernando que  es cariñoso con él tratandole como un hermano, Emilio se muere con deseo. Fernando está tomando mucho. Los dos están en la biblioteca.
--bebe un poco ¿no?
--es que a mi no me gusta el trago.
--¿y si yo te lo pido?
Fernando es tan cariñoso con él que Emilio no es capaz de decir nada.
--venga, bebe.
Con una mano Fernando le pasa el vaso mientras que con la otra lo tiene agarrado por los hombros. Lo mira con intensidad y Emilio tiembla. Bebe y lo escupe encima de su hermanastro porque es muy fuerte.
--lo siento... --dice Emilio.
Fernando le sonrie:
--no pasa nada, estas cosas pasan entre hermanos.
Fernando se quita la camisa y muestra su torso desnudo ante Emilio que le cuesta disimular lo mucho que le gusta. Fernando sonrie, le gusta poner nervioso a Emilio.
--es que no me gusta beber.
--yo te voy a enseñar muchas cosas. Me caes bien.
Emilio sonríe. Ese guapo príncipe le gusta mucho y le encanta que lo trata bien aunque sabe que sus pensamientos con él nunca se llevarán a cabo.
--¿lo dices en serio?
Fernando acaricia a Emilio en la barbilla con cariño:
--claro... ¿porqué te debería mentir?
--es que yo nunca le he caido bien a nadie... ni a mi mamá.
Emilio se entristece. Agacha la cabeza, Fernando le levanta la barbilla con cariño:
--no me gusta verte triste.
Y lo estrecha contra sus brazos. Le gusta sentirlo temblar. Nunca nadie lo había deseado tanto como Emilio, Fernando lo sabe y le gusta y mucho. Y aunque sabe que no es lo que Emilio quiere escuchar le dice:
--somos hermanos. Yo siempre cuidaré de ti.
Emilio lo mira con una sonrisa agridulce, le gusta que lo quiera pero le quema tanto amor. Tanto deseo. Mientras Fernando se hace el buen hermano, aprovechando que Emilio no lo ve, sonríe pícaro. Sigue bebiendo un buen rato más. Los dos hermanastros van juntos a las recámaras. Se despiden frente a la de Fernando. Emilio siempre sueña que Fernando lo invitará a pasar para hacerle el amor y siempre se va frustrado y resignado. Antes de despedirse, Fernando le dice:
--hoy estoy tan borracho que en cuanto me tumbe en la cama no me voy a tirar... ni que me pase un elefante por encima me despertaría.
Mira pícaro a Emilio:
--buenas noches... --le dice Fernando con ironía.
Emilio lo ve entrar sofocado.

Por otro lado, la reina queda desnuda en la cama exhausta. 
--¡que hombre¡¡ ¡¡es que espero que nunca dejes de hacerme gozar¡
La reina se sorprende porque Joāo siempre queda muy agotado despuès de fornicar y se queja porque ella nunca le deja quedarse con él. Y justo ese día que ella no le dice nada él se levanta y se empieza a vestir aún jadeando. Se ve sofocado.
--¿dónde te crees que vas?
--bueno... ya acabamos ¿no?
--¿dónde vas?¿¿quien te espera?
--no... nadie... pero es que yo pensé...
La reina se pone furiosa:
--¡¡tú no piensas nada¡¡ ¡¡deja tu ropa y ven conmigo¡
A regañadientes, Joāo suelta la ropa y desnudo vuelve a la cama. La reina le da un empujón y lo tira al piso. Ríe.
--ahora te puedes ir..
Joao está cansado de las humillaciones de la reina pero tiene prisa en irse. Se viste sin protestar lo que hace que la reina sospeche. 
--¿tú que te traes?
Joāo se gira.
--nada... ¿porqué?
--recuerda que una traicion es la muerte...
--si claro.
Joāo se va, se muestra tranquilo. Luego corre, se dirige hasta la cabaña de Jacinta. Juliana sigue escondida. Él la llama.
--¡¡sal¡¡ ¡¡sé que estás ahí¡
La niña no responde y él muy alterado la agarra del brazo y la saca:
--¡¡te vienes conmigo¡
La niña llora:
--¡no me haga daño¡
Joao la saca arrastras de la cama muy agresivamente.




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