jueves, 30 de julio de 2020

Capitulo 28
















Fernando está fornicando con Jesús. Parece una bestia. A Jesús le duele que sea tan violento, que no le esté dando ocasión de gozar pero aún así siente algo rico. Jesús siente por Fernando un deseo mezclado con miedo, pero es algo que le gusta. Y Fernando explota en el interior de Jesús y cae a su lado retorciéndose de placer. Jesús mira a Fernando con intensidad. Lo ha lastimado pero le excita ver como ha quedado de satisfecho gracias a él. Por un momento le gustaría que las cosas fueran diferentes pero entre un príncipe y un esclavo las cosas no pueden ser de otra manera. Y Fernando también es consciente de eso, lo trata con autoridad, mostrando que es él quien tiene el poder.
--¡¡ahora te toca a ti, espero que me lo hagas pasar tan bien como lo he pasado ahora¡¡
Jesús ve algo en la mirada de Fernando que le gusta y le duele que Fernando lo trate como a una posesión jamás como a un igual. Están los dos desnudos, muy pegado el uno del otro. Se desean. A Fernando le gusta mucho ese apuesto esclavo pero según lo que le han enseñado ni siquiera es un ser humano, no puede sentir nada por él. Es por eso que lo trata con dureza porque quiere que el guapo esclavo tenga muy claras las cosas. Jesús nunca se ha sentido tan humillado. Ester siempre lo hizo sentir persona y le duele que sea alguien que le gusta quien lo esté maltratando. Trata de rebelarse. Con altanería le dice:
--¿y si me niego?
Fernando lo mira amenazante:
--¡¡por tu bien espero que no lo hagas... no me obligues a ser malo contigo¡
--¡si igual que me va a matar hágalo ahora, no me torture más¡
Y a Fernando le duele que ese esclavo que le gusta siente el acostarse con él como una tortura.
--¡¡no me tientes¡ --dice Fernando dolido-- ¡si te matara a nadie le importaría¡
Y a Jesús le duele pensar que Fernando lo pueda matar sin importarle el momento que han compartido:
--¡¡no me puede obligar a hacer algo que no me apetece¡¡
Fernando le agarra del cuello:
--¡¡¡debería matarte por tu altanería¡
Jesús lo mira con rabia:
--¡¡a que espera... hágalo¡
Los dos se desean pero a la vez sienten rabia aunque en el caso de Jesús es más bien miedo y a Fernando le excita que Jesús se le resista, eso hace que le guste aún más. Le aprieta del cuello cada vez con más fuerza.
--¡¡yo te voy a enseñar a respectarme... eres un potro salvaje y va a ser un gusto domarte¡¡
Los dos guapos se miran desafiantes, con rabia, con tensión pero también es muy grande el deseo que siente el uno hacia el otro. El fuego que los consume es fuerte. Se besan apasionadamente y con la misma agresividad con la que actuó Fernando, lo toma Jesús. Parece que se van a matar pero gozan estridentemente. Jesús clava su gorda estaca en Fernando con ansias, con furia, con pasión y con deseo. Los dos son verdaderas bestias que sudan de gusto y tienen que hacer un gran esfuerzo para que no se oigan sus jadeos, para tragárselos. Los dos caen el uno al lado del otro después de la explosión del esclavo en el interior del príncipe. Se retuercen de placer. Están casi en shock porque jamás en el sexo habían disfrutado de esa manera. Fernando le sonríe a Jesús:
--¡¡has gozado... te ha gustado acostarte conmigo¡
Para Fernando es un triunfo haber poseido al esclavo que lo cautivó desde el primer dia que lo vio y un segundo triunfo es que el esclavo sienta lo mismo que él, que también haya gozado. Jesús se levanta totalmente desnudo. La belleza del esclavo con todo al aire y colgando fascina a Fernando. Le excita mucho más con la marca en su trasero que lo acredita como de su propiedad. Aunque ha disfrutado en sus brazos, a Jesús le duele que no lo respecte. A pesar de saber que eso le puede costar la vida se muestra orgulloso.
--¿es que te importa lo que yo sienta? --le reprocha.
A Fernando le duele que Jesús no se deje dominar. Se levanta. Los dos desnudos se miran frente a frente desafiantes. Para hacerle sentir su poder Fernando le agarra del cuello clavándole las uñas.
--¡¡no seas impertinente... aunque no te guste, aunque te dé asco acostarte conmigo tendrás que ser mi amante. Sólo vivirás para complacerme¡¡¡ ¡¡entérate que eres mío, tienes que estar dispuesto para darme placer siempre que a mí se me pegue la gana --con un tono muy amenazante le aprieta la mandíbula y la cabeza como queriendole cerrar la boca-- y con la boca cerrada y que no te vea con nadie más sea hombre o mujer o te irá mal¡
A Jesús le fascina Fernando y es un buen desahogo. Sabe que mientras al príncipe le dure el capricho no tendrá carencias sexuales pero le duele que lo trate así. Jesús se aparta de Fernando dándole un empujón. Aunque lo desea está apunto de golpearlo. Alza los puños y lo amenaza. Justo cuando lo va a dar, Fernando le dice amenazante:
--¡¡me gustas mucho pero no te creas que te vas a reir de mí, aunque yo me tenga que fastidiar por perder mi mejor pieza si te alzas demasiado no me temblará la mano para hacerte lo que te mereces. Ya te he demostrado que soy capaz de cualquier cosa¡ ¡¡no me obligues a hacerte algo peor¡¡
Jesús se golpea los puños para no golpear a Fernando. Se sienta en la cama, le da la espalda. Fernando se pone de pie a su lado. Le acaricia la cabeza como quien acaricia a un perro de su propiedad haciéndole sentir quien es el amo. Jesús mueve la cabeza para rechazarlo pero Fernando le sujeta la cabeza con la mano, aprieta fuerte y Jesús, aunque rabioso, se deja doblegar. Fernando acaricia la cabeza de su guapo esclavo en señal de poder, de que forma parte de sus dominios. Se ríe.
--así me gusta, veo que ya sabes cual es tu misión en esta vida que es la de darme placer a mí y ser muy sumiso.
Jesús se calla todo el dolor que le produce el hecho que el hombre que le guste lo esté despreciando de esa manera. Fernando se medio viste.
--te recuerdo que tú única misión como mi propiedad es complacerme a mí, que en todo el momento debes estar preparado para mí.
Muy triste Jesús le dice:
--me lo has dicho ya.
--¡¡y te lo repetiré las veces que sea hasta que tu mente negra lo entienda¡ --dice golpeándolo.
--¿crees que es necesario humillarme? --Jesús.
Fernando siente pena pero no quiere que Jesús se vaya a alzar, sabe que si Jesús quiere a los dos le irá muy mal.
--¡¡a mí no me digas lo que tengo que hacer, tú te quedas aquí y sólo te moverás si yo te lo digo. No debes mezclarte con los esclavos. Sólo debes hacer lo que yo te diga. Tú unica misión en la vida es la de darme placer a mí que es algo que sabes hacer muy bien¡
Fernando se agacha un poco y lo besa en los labios pero  Jesús está muy dolido y no responde. Y Fernando le muerde el labio, lo mira con rabia. Lo vuelve a besar hasta que Jesús claudica y deja vencerse por la pasión. Entonces Fernando se queda satisfecho. Se levanta, se ríe. Lo mira triste. Sale de la recámara. Justo en el momento que abre la puerta Emilio, que busca a Fernando, pasa por ahí y le da tiempo a ver al esclavo desnudo en una cama deshecha y a Fernando saliendo de la habitación con cara de haber cogido y a medio vestir. Emilio está furioso. El príncipe y el esclavo asustados.





Emilio se muere de celos al descubrir que su amado Fernando se acuesta con Jesús. Va a gritar pero Fernando le pone la mano en la boca y lo hace entrar en la recámara. Cierra la puerta y Emilio se queda en medio de los dos amantes. Jesús, desnudo, mira a los dos príncipes aterrado. Sabe que su vida corre peligro. Se cubre con vergüenza. Le duele el desprecio de Emilio, se da cuenta que en la mirada de Emilio hay mucho amor por Fernando y le sabe mal que Fernando esté jugando con él también.
--ya lo sabes --le dice Fernando a Emilio bruscamente-- ya te has dado cuenta de lo que hay entre Jesús y yo.
Emilio mira dolido a Fernando. Sabía de la afición de su amante por los esclavos pero se da cuenta que Jesús es diferente y eso es lo que más le duele. Mira al esclavo con desprecio.
--¿por él?¡¡ ¡¡me cambias por él¡ ¡¡¿cómo es posible que me hagas una cosa así?¡¡él ni siquiera es humano, ¿¡¡cómo es posible que prefieras acostarse con ese animal pudiendo hacerlo conmigo¡?
Jesús está muy sorprendido al descubrir que los dos príncipes son amantes.
--además son casi hermanos, esto aún sería más escandaloso si se descubriera que lo nuestro --dice Jesús para sí.
Y lo que más le sorprende es que pudiéndose acostar con un igual, Fernando se la haya jugado tanto para hacerlo con él. El corazón del esclavo está latiendo con fuerzas por el esclavo:
--¿y si le gusto? --piensa.
A Jesús le gusta mucho Fernando pero sabe que es lo que hay, que las cosas no pueden ser como èl quisiera, que no se le permite acostarse con otro hombre y menos con un príncipe. Mira a Fernando, hay demasiada dureza en esa mirada y aunque le gusta pensar lo contrario Jesús se queda triste porque está seguro que para Fernando no es más que una posesión, un capricho pasajero, que no tiene ningún interés en él. Fernando se muestra agresivo ante su hermanastro.
--¡¡Jesús es mío y me acuesto con él si se me pega la gana¡
Emilio lo mira lloroso:
--¿y yo?¿que pasa con nosotros?
Ese Fernando que tiene delante poco tiene que ver con el chico amable que siempre lo apoyó desde que llegara. Fernando le da golpes en la cabeza a Emilio. A Emilio lo que le duele es la brusquedad de su amante.
--¡¡no sé que basura tengas en la cabeza pero te he dicho mil veces que no somos nada, sólo dos amigos que calman sus ganas entre ellos. Que yo te haya hecho el favor no quita que no me pueda divertir con quien me guste¡¡
Emilio llora:
--¿¿porque me haces esto?? Tú has sido el único hombre de mi vida. ¡¡yo estoy enamorado de ti¡¡
Jesús está muy conmovido, le duele la dureza de Fernando que se le ríe mientras le sigue golpeando la cabeza a Fernando.
--¡¡estás mal, muy mal¡¡ ¡¡te lo dije miles de veces, los hombres nos podemos divertir juntos si nos gusta pero el enamorarnos es otra cosa¡¡
Emilio está desesperado. Le duele darse cuenta que las cosas no eran como él creyó.
--¡¡yo me casé porque tú me lo pediste¡¡¡¡estoy dispuesto a hacer lo que tú quieras¡¡
Fernando se calma un poco:
--Emilio ya... dejalo.
Emilio fulmina a Jesús con la mirada. El esclavo se mantiene la margen triste y dolido por el dolor de Emilio, se siente culpable por sentir que le está quitando algo aunque luego le duele pensar que los dos son víctimas de Fernando. 
--Claro... ahora entiendo porque te casaste con Ester sin interesarte ¡¡lo hiciste por él¡ ¡¡te casaste para comprar a este basura¡¡
Emilio está en shock al darse cuenta lo importante que es Jesús para Fernando. Jesús ya se está acostumbrando a que le traten como si no valiera nada algo que cuando Ester era su dueña nunca le pasó pero no por estar acostumbrándose no deja de dolerle como lo trata Emilio pero lo comprende porque a los dos le gusta el mismo hombre.

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