martes, 28 de julio de 2020

Capítulo 16


Como si hubiera sido accidental, Juliana limpia con un trapo las zonas más calientes de Gabriel y no sólo porque la infusión estuviera hirviendo sino porque ha caído en la zona de las partes más sensibles. A Gabriel le abrasa pero fuerza una sonrisa para disimular que no pasa nada. No esperaba que Juliana le tocara como si no pasara nada esa zona, es algo que lo excita y Juliana es lo que pretendía.
--no hagaS eso... --jadea eso muy excitado.
--que pena con usted... yo se lo limpio...
Y Juliana está agachada de rodillas frente a esa parte. Ella sólo siente odio, su odio y el deseo de él.
--¡¡me las vas a pagar desgraciado¡ ¡¡yo te voy a arruinar la vida como tú a mi¡¡ --dice para sí.
Él la levanta... él desea sus labios... Juliana lo tiene dónde quería:
--ahora cuando él ya se dé por besado me aparto y lo dejo con las ganas --dice ella para sí.
Pero él la besa y ella no responde pero tampoco lo rechaza y es que ese beso rompe algo en ella... Gabriel es muy tierno y ella goza con ese beso. Le cuesta mucho rechazarlo. Se aparta sofocada. La mira aturdida. Él sonríe. Ella está sofocada porqué no esperaba que le gustara.
--que pena con usted --dice ella.
--¿pena porqué? Nos hemos besado... a ti te ha gustado...
--¡¡no... a mí no me gustó¡
Juliana se pone como loca. Gabriel la mira tímido:
--bueno... tampoco pasa nada... ni que yo fuera un monstruo ¿o sí?
Y esa sonrisa de Gabriel le gusta pero a la vez lo detesta y se detesta a ella misma por no odiarlo como debería:
--¡¡sí... sí¡¡¡sí¡¡ ¡¡eres un monstruo¡¡ --dice para sí.
Él la acaricia:
--que lindo besarte...
Y está a punto de besarla de nuevo y ella tiembla, se estremece. Lucha para que el deseo no la domine. Pone la mano entre su boca y la de él:
--¡¡no¡
Y Gabriel desea profundizar en ese beso:
--¿porqué?
--no soy una cualquiera...
--yo no he dicho lo contrario... No tiene nada de malo...
Y Juliana se hace la apenada. Se ve real porque en realidad está nerviosa y desconcertada porqué le gustó.
--no se que pensará de mí... creo que se equivocó conmigo...
El desconcierto de ella le hace sentir culpa a él:
--que pena contigo... 
--yo creo que sera mejor que me vaya...
Gabriel la agarra del brazo:
--no te vayas...
--es que yo...
--Si tanto te molestó mi beso no te vuelvo a besar...
Como si no quisiera que él lo oyera ella susurra:
--es que me gustó demasiado...
Gabriel sonríe:
--¿¡cómo dices?¡
--mejor me voy...
--¿volverás mañana? --le pregunta él con ternura.
--no lo sé... no lo sé...
Juliana se va. Se debate entre el odio, el deseo y el desprecio hacia ella misma por sentir deseo. Gabriel se acaricia el labio pensando en el beso:
--volverá... claro que volverá... ¡¡te gustó... te gustó el beso¡¡
Juliana sale de la casa muy alterada. Se acaricia el labio con discreción y se enfada hasta con ella misma:
--¡¡no me gustó¡¡¡claro que no me gustó¡¡ ¡¡yo desprecio a ese hombre y me dio mucho asco¡¡
Pero la verdad es que no se puede sacar de la mente el beso.


Mientras en el castillo, Fernando observa con deseo como sus esclavos y los de Jesús reparan el carruaje de la baronesa. No le saca de encima a Jesús, no lleva camisa. Suda.
--¡¡cómo me gusta¡¡ ¡¡tengo que convertirlo en mi esclavo y así no se me podrá negar¡¡ --dice para sí.
Le mira de arriba a abajo. Le gusta verle el trasero mientras va trabajando. La baronesa, Ester, está a su lado.
--muchas gracias por todo, alteza... No sé como le podría pagar este favor...
Y Fernando tiene clavada su mirada en el torso desnudo del guapo esclavo:
--si puede hacer algo por mí.
--si claro... lo que usted diga.
Señala a Jesús:
--cuenta cuesta su esclavo?
Aunque está concentrado en su trabajo, ha oído la petición del príncipe. Aunque Fernando le gusta y mucho, aunque le excita su interés en poseerlo sabe que le puede ocasionar un problema y eso le asusta. Ester queda sorprendida:
--¿se refiere a Jesús?¿quiere saber lo que cuesta? Pues no lo sé... yo no lo compré... ¿porqué le interesa?
--porque lo quiero comprar.
--¿cómo?
Jesús nervioso. Confía en que Ester no lo venda pero no está seguro del todo y le asusta demasiado estar en poder del príncipe porque sabe que no sería algo que acabara bien.


Caetano llega a una de las casas del pueblo. Lo recibe un hombre muy guapo pero de mirada triste.
--Caetano, hermano, que bueno tu visita...
Los dos se abrazan.
--ya sabes que nunca me olvido de ti... la verdad es que hecho mucho de menos vivir contigo... ¿te acuerdas de lo bien que nos la pasábamos en el castillo?
Fausto sonríe con amargura:
--pasa... ¿quieres tomar algo?
--No, que tú no tomas nada de alcohol y a no ser leche o agua... no sé que me vas a dar --dice con ironía.
--me gusta la vida sana...
--Pues el sexo es lo más sano que hay... no sé como vives sin él...
Caetano se sienta, Fausto al lado:
--no se puede vivir sólo como tú que sólo vives para divertirse con las esclavas...
--Me gusta... así no le hago nada a nadie...
--le haces daño a ellas... ¿no te da pena que alguien si acueste contigo sin quererlo?¿porqué está obligada?
--son esclavas... No hables de ellas como si fueran seres vivos como nosotros, no piensan, no sienten... Están obligados a hacer lo que nosotros queremos...
--Te equivocas Caetano pero ahora no quiero darte lecciones de moral...
--Sí... sí... que estoy triste porque mi papá por orden de tu madrina me vendió a mi esclava favorita... la había estrenado yo y quiere enseñarla a complacerme... no quiero más esclavas usadas...
--Algún día tendrás algún disgusto con tu afición con las esclavas...
--¿a qué te refieres?
--dejalo... tampoco me vas a hacer caso...
--Ni tú a mí... ¿¿cuantas veces te he ofrecido yo pasarte una esclava para que caliente la cama?? ¡¡no se puede vivir sin sexo¡¡ ¡¡El sexo es vital como el comer¡¡
--estás equivocado... no somos animales... podemos controlar nuestras emociones...
Caetano sonríe con cara de degenerado:
--Pues yo desde que me estrené hace 8 años tengo que hacerlo todos los días...
Fausto sonríe con amargura:
--si, me acuerdo de tu cara de ilusión cuando viniste a contarme...
Caetano le pone la mano en el muslo:
--y tú estabas llorando...
El rostro de Fausto se llena de lágrimas:
--me acababa de enterar a dos días de mi boda que mi madrina le había pagado una fuerte cantidad de dinero a la hija de un conde en ruina por casarse conmigo, el dinero incluso incluía ¡¡el acostarse conmigo¡ ¡¡¿¿tú sabes cómo me sentí al saber que la única mujer con la que había hecho el amor lo hizo por dinero? ¡¡no lo importó vender su primera vez como una prostituta¡¡
--si, me acuerdo del escándalo que te hizo su papá, mi madrina porque tú no quisiste cumplir...
Fausto siente una gran amargura:
--¿¿a qué iba a cumplir? ¡¡Yo estaba enamorado de esa mujer...¡¡hubiera dado mi vida por ella y acababa de oír como mi madrina le daba las últimas instrucciones... se me partió el alma¡
--Aunque te tuviste que ir del castillo y mi madrina desde entonces te quitó su apoyo porque dice que eres un malagradecido yo creo que hiciste bien...

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