jueves, 30 de julio de 2020

Capitulo 30


















En la noche, Jesús y Fernando viven su segundo tórrido encuentro. El esclavo está más calmado, más sumiso lo que fascina a Fernando. Y es que el esclavo es consciente que no debe enfrentar a un príncipe y además Fernando le gusta y mucho. Los dos se quedan un buen rato abrazados el uno en brazos del otro. Jesús apoya su cabeza en el pecho desnudo de su amante que le acaricia la cabeza. Jesús se siente a gusto en brazos del príncipe y ha decidido dejarse llevar. Fernando se muestra más sonriente, más relajado. Le gusta ver que Jesús no lo rechaza y que se somete a todo lo que le pide. ASí que deja de agredirlo. En el uno se están despertando sentimientos de cariño hacia el otro. A Jesús le asusta todo lo que está pasando pero igual sabe que no tiene control sobre su vida. Fernando es el que tiene todo el poder. El príncipe rechaza cualquier tipo de sentimiento que no sean sexuales hacia otro hombre y menos hacia un esclavo. Se levanta y se empieza a vestir. Los dos se quisieran decir tantas cosas pero ninguno de los dos lo hace. Fernando se va en silencio. Jesús queda un poco frustrado porqué le duele no significar tanto para Fernando como lo está significando para él. Al salir de la recámara de Jesús, Fernando se choca con Emilio que lo está espiando atormentado. Para Fernando Emilio es una carga pero no puede romper con él porque tiene miedo que lo delate.
--¿¿qué haces?¿me espias? --dice Fernando molesto.
Muy triste Emilio dice:
--sólo quería comprobar si el esclavo es algo importante para ti y veo que sí.
Fernando lo acaricia procurando mostrarse cariñoso:
--vamos, es muy peligroso que hablemos aquí.
Emilio sabe que con tal de tener su silencio Fernando es capaz de acostarse con él:
--No me duele tanto el haberte perdido como amante que como amigo.
Fernando lo agarra del brazo:
--vamos, no podemos hablar aquí.
--¡¡no... yo no voy contigo¡
--no seas majadero. Me vas a meter en un lio...
Fernando arrastra a Emilio a la recámara de éste segundo. Cierra la puerta. Emilio lo mira dolido.
--si me delatas vas a perder tú también ya que no volveremos a estar juntos.
--No volveremos a estar juntos igual.
--porque tú no quieres, por mí podemos seguir.
--Fernando, no juegues conmigo. A ti ese esclavo te gusta de la manera que yo nunca te gusté yo...
Fernando se molesta:
--¡¡claro que no¡¡ ¡¡es un esclavo¡¡ ¿¿qué insinuas?
--Yo no insinuo nada, sólo digo lo que veo. Te estás arriesgando por él.
--A mí siempre me ha gustado acostarme con esclavos. Todos los esclavos guapos que han entrado en el castillo han sido mío.
Con amargura Emilio dice:
--siempre me pregunté porque nos duraban tan poco los esclavos y claro tu padre y tu hermano se divierten con las jovencitas y tú con los jovencitos. Aunque lo sabía siempre tuve la esperanza que yo fuera especial para ti.
Fernando usa un tono fraternal:
--yo nunca te engañé. Te dije que me vieras como un hermano. Sólo que ya que no te desahogas con otro yo te dejaba hacerlo conmigo pero nada más.
--¿fue por pena?¿sólo por eso?
--dices que me quieres, pues piensa en los momentos bonitos que hemos pasado juntos. No me desees ningún mal.
Emilio le pone las dos manos en las mejillas:
--¡¡y no te lo deseo, jamás¡ ¡¡es por eso mismo que me da miedo que puedas sentir algo más de lo normal por ese esclavo¡ ¿Jesús es cómo los demás?¿lo venderás cuando te canses de él?
Fernando no lo mira a los ojos:
--si claro.
Emilio se da cuenta que está mintiendo:
--lo ves. Aunque lo niegues ese esclavo está despertando en ti algo que no es normal ¡¡por favor... si no piensa en todo lo que has hecho por acostarte con él¡¡ ¡¡si contra toda lógica lo has metido a dormir en el castillo¡ ¡¡la gente no va a poder entender¡
--bueno Ester siempre lo trató como a su igual.
--¡¡si pero Ester está en un calabozo y el esclavo vive en palacio como un rey¡ ¡¡la gente va a preguntar¡
Fernando sonríe:
--¿y crees que alguien se va a atrever a acusarme  de algo?
Emilio está francamente asustado. 
--¿y si te sorprenden? ¡¡te matarían¡
Fernando traga saliva:
--lo sé pero no puedo dejar a Jesús.
--¿tan importante es para ti?
Fernando se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡no me hagas preguntas¡
Emilio le da un beso en la mejilla:
--cuidate.
Fernando le sonrie:
--lo haré.
Cuando se queda solo Emilio llorando porque ha perdido a Fernando para siempre y lo que más le duele es que sabe que su historia con Jesús no puede acabar bien.

Por otro lado, Juliana mientras hace el amor con Joao llama a Gabriel. Joao se queda triste pero sigue. Juliana en brazos de Joao trata de olvidar a Gabriel pero está metiéndose cada vez más y más. Sólo la tranquiliza saber que él está angustiado, que se está enamorando de ella y que le atormenta sentir que se le dice algo la pierde. Todas las noches Gabriel llora pensando en Juliana. Desea decirle que la ama pero tiene miedo que ella lo rechace como siempre le ha dicho. Juliana se viste en silencio. Joao se levanta totalmente desnudo.
--¿porqué eres así conmigo?
Juliana no lo mira.
--Me acuesto contigo todos los días... ¿es que no tienes bastante?
Joao la pone las manos en las mejillas:
--No, porque te veo tan triste... porque no me gusta que me llames con el nombre de él cuando hacemos el amor...
--¿de qué hablas?
--Me llamaste Gabriel...
--¡¡eso no es verdad¡¡
--Lo es... te estás enamorando de él y debes aceptarlo...
Juliana lo bofetea:
--¡¡vete... no te quiero volver a ver¡
LLora. Joao la abraza:
--te querías vengar de él y te estás enamorando... No vas a poder vengarte de él...
Juliana se aparta de Joao llena de odio:
--¡¡el asesino de mis padres va a pagar con su vida aunque yo caiga detrás de él¡
Joao tiembla con el odio de Juliana, un odio que él sabe que es para él. No dice nada. Juliana lo mira fijamente:
--si quieres que sigamos juntos olvida lo que has dicho...
Aunque se siente mal al estar con una mujer que piensa en otro la joven le gusta mucho como para dejarla escapar. 

Durantes los días posteriores, Jesús y Fernando siguen con su romance secreto al igual que Isabel y Anselmo. Gabriel y Juliana se van amando cada día más y sufre porque se están alejando. Cada día ella se refugia en los brazos de Joao.

Como cada mañana, Caetano va a buscar a Luzía. Él está muy ansioso. La esclava está sonriendo.
--tú Luzia te tiene una sorpresa que te va a hacer muy feliz...
Caetano no la escucha. La va desnudando. Se va desnudando. Jadea.
--tú siempre me haces feliz... me gustas mucho...
Caetano sólo desea acostarse con ella.
--tengo un atraso... ¡¡estoy embarazada¡
Y Caetano para en seco. La mira con el rostro desencajado.
--¿¿qué?
--¡¡vas a ser papá¡
Caetano se levanta y se aparta de ella. Se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡eso no puede ser¡
Luzia lo abraza:
--¿porqué no?
--¿y cómo sé que yo soy el padre?¿cómo sé que no te acuestas con ningun esclavo?
Luzia se hace la víctima:
--sólo soy tuya... estoy pendiente para ti...
Caetano siente mucho miedo:
--¡¡yo no puedo ser padre¡ ¡será un escándalo¡
Luzía lo abraza:
--tú Luzía te hará feliz...
Ella sonríe, él llora.

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