jueves, 30 de julio de 2020

Capitulo 23


Emilio está pendiente de las ardientes  miradas de Fernando a Jesús. Luís y Ester se han gustado. Ester se lleva a los labios la mano que ha sido besado por Luís. Ese hombre le ha gustado como hacía mucho no le gustaba un hombre y lamenta no haberlo conocido antes porque romper el compromiso con un príncipe le puede salir más caro, sin contar que Luís está casado. Luís la mira y eso le produce una felicidad que debe disimular. Siente cómo si reviviera  el primer amor. Después de años de matrimonio no esperaba que eso le pasaba. Aunque no puede dejar de mirarla tiene miedo que alguien se dé cuenta. El rey está demasiado feliz por el compromiso de su hijo y la reina por el del suyo. Los dos desean que sea su hijo el que tenga el primer hijo varón. María Isabel está convencida que ella lo va a conseguir. Es por eso que los dos reyes están demasiado pendiente de sus ambiciones como para preocuparse de lo que hagan Ester y Luís. Antonia tampoco está al pendiente de su marido ya que se la pasa con su hermana para que se le pase el miedo que tiene.
--es un poco raro ¿no? --le susurra Josefina.
--No creas en las apariencias... seguro que en la cama no tiene rival. Dicen que los hombres que parecen mujeres son los mejores amantes del mundo.
Las dos hermanas hablan muy flojito. Josefina se ruboriza por las palabras de su hermana:
--a mí no me preocupa eso... por Dios... eso es pecado.
Antonia sonríe pícara:
--con tu marido no.
--tú hace mucho que no tienes nada con tu marido. No duermes con él.
Antonia tiene que lanzarla en brazos de su marido:
--pero es el mejor hombre del mundo. En la cama no tiene rival. Para una mujer que sólo desee un amante no hay mejor en el mundo. Yo lo deseo   pero él no quiere nada conmigo...
--¿en serio? Yo creía que tú lo rechazabas.
--No... para una mujer acostarse con un hombre como Luís es una bendición. Yo entendería si alguna se acostara con mi marido. Y no me enfadaría. Mi marido es un milagro. Un premio para cualquier mujer.
Josefina mira a Luís con timidez. La verdad es que es un hombre muy guapo y si no fuera el marido de su hermana le gustaría que él la hubiera pedido en matrimonio. Luís se da cuenta que Josefina lo mira. Antonia lo mira desafiante. Luís recuerda que él no está en esa reunión para enamorarse de Ester sino para acercarse a Josefina y Luís lamente tener que enamorar a la novia que no le gusta. Y aunque se siente culpable por Antonia y por sus hijas no puede  dejar de suspirar por Ester pero para que Antonia no sospeche le guiña el ojo a Josefina y sonríe seductor. Y a Josefina le gusta, se sofoca. En seguida le aparta la mirada porque nunca un hombre la había hecho sentir como el marido de su hermana y con ésta al lado se siente una mala mujer. Antonia ríe.
--va a ser muy fácil que caigas en brazos de Luis... ¡pobre tonta¡ ¡¡¿cómo vas a pensar que un hombre como mi marido le puedes gustar? --piensa-- pero tú serás la madre del futuro rey aunque ya me encargaré yo de ser quien disfrute todo ese poder.
Josefina se ruboriza porque le ha gustado mucho la mirada de Luís. Antonia hace la que no se da cuenta:
--¿te paso algo?
Josefina está muy nerviosa. Siente que Luís la está mirando y le gusta sentirse deseada. No imagina que Luís a quien mira es a Ester que no imagina las intenciones que tiene la familia para con ese hombre. Josefina se siente una mujer adúltera porque le ha gustado que la mire el marido de su hermana cuando ella ya está comprometida. Trata de disimular.
--es que tus palabras me sofocan.
Las dos hermanas siguen hablando sin que nadie los oiga. Josefina que está suspirando por Luís no imagina que su hermana desea provocarla para convertirla en la amante de su marido.
--ya verás la noche de boda. Te va a gustar mucho. Aunque bueno... yo me refiero a un hombre como Luís. No sé si tú tendrás tanta suerte...
Y Josefina siente un ardor que no puede comprobar y se gira de reojo. Da la casualidad que Luís la ve y le guiña el ojo. Josefina vibra porque cree en serio que su guapo cuñado está interesándose en ella y que no deja de mirarla cuando a quien no deja de mirar Luis es a Ester. Antonia sigue hablando como si no se diera cuenta de nada:
--aunque parezca una mujercita yo estoy segura que en la cama será tan bueno como Luís. No olvides que son hermanos y si es como Luís... ¡te vas a morir de placer ¡ aunque fuera una vez toda mujer debería vivir lo que estoy segura que sólo Luis le puede hacer vivir.
Antonia se da cuenta que Josefina se está excitando mucho y es lo que quiere.
--para... para... --dice Josefina sofocada.
--¿que te pasa? entre hermanas es normal. Va a ser tu primera vez y tienes que saber lo que te espera. Verás que te hace muy feliz.
A Josefina le ha gustado la manera en la que le está mirando Luís pero sabe que no puede ser. Sabe que su misión es ser feliz con Emilio.
--yo lo único que quiero es ser madre. Ese es mi sueño desde siempre.
Antonia sonrie:
--tranquila, vas a tener un hijo seguro que muy pronto te embarazas.
Josefina se emociona al pensar en un hijo en su vientre. Sonrie a Emilio que se siente incómodo. Ella no se le aparta para no pensar en Luís y Emilio se muere de celos porque Fernando no le hace caso. Acaba la reunión todos se van despidiendo. Luis besa en la mano a Ester. Los dos se miran a los ojos. Se estremecen. En el carruaje, Josefina vibra al estar al lado de Luís. Arde al sentir, al ser tocado por el cuerpo de ese hombre que la está gustando como nunca pensó que le gustaría un hombre. Fernando va a despedir a Ester y a Jesús. Emilio quiere ir tras ellos. Su madre lo llama.
--dejalos en paz. Aunque seas el mejor amigo de Fernando ahora vuestra relación va a cambiar. Tú te debes a tu esposa y él a la suya.
Fernando y Ester se despiden con distancia. Jesús está muy nervioso. Va a subir al lado del conductor. Mientras habla con Ester por la ventana del carruaje y seguro que nadie los ve, Fernando le da un buen pellizco en el culo a Jesús. Jesús lo mira. Fernando lo ignora como si no hubiera pasado nada. Pero le ha excitado mucho tocarle el  culo.
--¡¡que bien me lo voy a pasar¡ --piensa.
Y se queda ahí hasta que se van. Jesus no lo quiere ni mirar pero no puede evitar sentirse atraido por el príncipe. Lo mira de reojo. Fernando le sonríe. El príncipe entra al castillo contento. Sabe que falta muy poco para el día que se pueda dar el gusto con Jesús.
--a él le gusto. No me costará que se acueste conmigo y si no quiere igual nos acostaremos.
Fernando sonríe con cara de depravado.
--¿se puede saber que te pasa con ese esclavo? --le dice Emilio que lo espera en la puerta.
Fernando lo mira molesto:
--¡¡no digas tonterías¡
--tú sabes que tengo razón.
Hablan en la puerta. No hay nadie. Aún así Fernando está nervioso:
--¡¡tú sabes que hay cosas que no pueden decirse¡
--si pero...--dice Emilio lloroso.
Fernando no lo deja seguir. Para cambiar de tema le dice:
--¿y que te parece la novia que te buscamos?
--es horrorosa.
Fernando le sonríe:
--Ester tampoco es gran cosa y es muy vieja para mí.
--¿y porqué te casas con ella?
--No me caso con ella para acostarme con ella así que ¿qué me importa?
--pero la mía es demasiado horrible ¡da miedo¡
Fernando se ríe porque él piensa lo mismo pero le interesa que Emilio se case para tenerlo controlado:
--¿que te importa si no te gustan las mujeres?¿o es que quieres hacerle el amor?
--¡¡claro que no¡
Emilio quiere seguir protestando y para callarlo Fernando le dice:
--prefieres seguir discutiendo o vamos a mis aposentos?
Fernando le guiña el ojo y Emilio se derrite. Después del coíto los dos se han quedado satisfechos. A Emilio le gusta estar con él pero lo nota distante. Y es que Fernando ya no disfruta el sexo con su hermanastro como antes porque lo que le importa es acostarse con Jesús. Emilio no le dice nada por miedo a que se enoja. Apoyo su cabeza en el pecho de él. Lo ama tanto.
--me gustaría poder congelar este momento.
Fernando es frío. Se aparta de él cubierto en la sábana:
--¿será que te puedes ir?
Emilio se incorpora en la cama alterado:
--¿¿¡qué...?¡ siempre me quedo hasta tarde.
--ahora que me case con Ester no podrá ser, así que...
--¡¡tú me prometiste que todo seguiría igual¡ --llora Emillio.
--¡¡no te comportes como un crío ¡¡vete¡
Emilio se da cuenta que lo ve con otros ojos.
--¡¡te odio¡
Emilio se va a medio vestir. Fernando siente pena por hacerlo sufrir pero le gusta demasiado Jesús y se excita pensando en las cosas que le va a hacer. Emilio entra en su recámara. Está seguro que Fernando lo iba a seguir y llora al ver que no. Está seguro que es por culpa de Jesús.
--¡¡maldito negro¡¡ ¡¡si miras a mi hombre te voy a matar¡¡

Y Jesús en el carruaje en el que está Ester no deja de mirar pensar en Fernando. Su mirada, la nalgada. Le ha excitado mucho.

Luis duerme solo. Él hecha en falta una mujer a su lado. Las noches sin sexo son muy frias para Luis. Se estremece pensando en Ester.

Como cada noche, Caetano entra en la cabaña de Luzía. Los dos se han acostado juntos. La esclava reposa su cabeza en el pecho de él que está muy satisfecho:
--eres unica Luzia... nunca me hicieron sentir como tu.
--¿le gusta las cosas que le hace su Luzia? --dice ella mordiéndole el pezón.
Caetano pone cara de pervertido:
--claro que si me gusta...
--nunca se vas a cansar de este juguete ¿no?
--nunca... mientras sigas asi... nunca...
Ella lo besa. Él la mira un poco preocupado.
--a ti te gusta acostarme contigo... ¿no es porque te obligué verdad?.
Luzia besa el pecho desnudo de él:
--si no me hubiera venido a buscar usted le  habria venido a buscar yo... cuando usted me compró yo deseé que fuera para calentar su cama...
Luzia se siente privilegiada en brazos del guapo príncipe. siente que le ha tocado el premio mayor y que su vida va a ser la de una reina.



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