Ya ha amanecido, Juliana está vestida de novia. Entre feliz y triste. A veces quisiera olvidar su venganza y sentirse una novia feliz que se casa con el hombre que ama, por otro lado no puede evitar sentir culpa y que ese amor que está sintiendo la destruya. Joao llega en ese momento. Sufre al verla vestida de novia.
--¿qué haces aquí?
Lloroso, el guapo guardia dice:
--te ves muy hermosa con tu vestido de novia...
--por favor, no me lo hagas más difícil --suplica ella con un nudo en la garganta.
Joao la acaricia y la mira con todo el amor que es capaz de decir:
--no te cases... aún estás a tiempo...
Juliana lo besa y recordar la promesa que le hizo a sus padres, que le hizo a él la ayuda a aparcar su amor por Gabriel:
--te lo dije, Gabriel va a pagar con su vida la muerte de mis padres y después tú y yo nos vamos a casar... si tú quieres... si lo prefieres seremos sólo amantes...
Joao le acaricia el pelo:
--casarme contigo sería un sueño pero...
Juliana no lo deja seguir.
--entonces no hay nada de qué hablar...
Juliana se acerca hacia la puerta pero Joao la agarra del brazo:
--es que tengo miedo de que después de arrepientas y la muerte de Gabriel esté siempre en tu conciencia...
Llena de odio, la joven dice:
--de lo único de lo que me voy a arrepentir es de que el asesino de mi padre, las personas que llevaron a mi madre a la muerte sigan viva...
Joao empalidece. Ya no retiene más a la joven. Joao llora al verla partir para casarse con otro, con el hombre que ama con la misma fuerza que odia.
Por otro lado, la reina le exige a su hija que se viste que su novio la quiere ver. Isabel no se opone.
--ojo con lo que haces...
Luego frente a sus padres, frente a los padres del novio dice:
--hay un pequeño problema... No soy virgen...
Todos la miran con el rostro desencajado. Aunque la reina trata de que eso parezca una broma la joven está demasiado seguro. Se rompe el compromiso. El rey bofetea a su hija mientras que la reina lo dispone todo para comprobar si su hija es virgen.
--¡¡como sea verdad te podrirás en un convento¡ ¡¡ninguna hija mía es una perdida¡
Isabel trata de impedir que no la humillen aunque también piensa que en un convento será más feliz que cerca de su madre.
Gabriel espera a la que será su esposa nervioso. A penas hay invitados a la boda. Los novios se muestran felices. Antes Díos juran amarse y respectar. Se besan. Él está plenamente feliz.
--te amo... --dice él.
Ella se funde en sus brazos. Sabe que tiene que destruirlo y eso le duele.
2 meses después... Fausto y Josefina se encuentran en el río para vivir uno de sus furtivos encuentros. Él le ve algo en la mirada. Nota su angustia.
--¿¿qué te ocurre?
Muy asustada, Josefina dice:
--estoy embarazada...
Fausto se alegra de la noticia aunque sabe que la situación es difícil. La abraza:
--vamos a escaparnos...
--¿qué?
Fausto le pone las manos en las mejillas:
--es la única solución... como nadie sospecha nada pues nos será más fácil... es la única solución... La reina si sabe que estás embarazada no quiero no imaginar de lo que sería capaz...
Josefina lo abraza:
--tengo miedo...
Él la acaricia:
--no tengas miedo. Yo estaré siempre a tu lado, yo te voy a proteger y nada malo te va a pasar...
Los dos se besan apasionadamente. La pareja que acuerda que el día siguiente se verá ahí mismo, a la misma hora para la fuga. Fausto le insiste en:
--que nadie lo sepa... será muy peligroso... Nadie debe sospechar que esperas un hijo mío...
Josefina está feliz pero asustada, no imagina que Joao escondido lo ha escuchado todo.
--yo que siempre fui en el camino recto... nunca imaginé que me vería en esta... --Josefina.
Fausto la acaricia con ternura. Besa sus lágrimas:
--perdoname...
Josefina lo besa:
--soy yo la casada... si yo te hubiera esperado...
Los dos se abrazan:
--no pensemos en nada... estamos juntos y es lo que importa...
Los dos se miran enamorados:
--juntos hasta la muerte... gracias por enseñarme lo hermoso de la vida...
--entonces no te arrepientes de haber estado contigo...
--Nunca me podré arrepentir de lo más hermoso de mi vida.
Fausto acaricia el vientre de la mujer y se miran con mucha ternura.
Por otro lado, Pilar y Caetano han reunido a toda la familia. Se ven muy felices y muy enamorados.
--¡¡¿¿a qué viene todo esto? ¡¡no tengo todo el día¡ --Maria Isabel.
El matrimonio no les hace esperar y muy abrazados dicen:
--¡¡vamos a ser papás¡¡ ¡¡Pilar está embarazada¡¡
A la alegría de todos se le suma la cara de rabia de la reina. Rabia que ante su esposo se tiene que tragar. Fernando felicita a su hermano. Lo abraza:
--tio... me vas a ser tio... sabía que el heredero sería tu hijo... --Fernando.
Emilio y Fernando se miran con complicidad. El rey quiere hacer una fiesta para celebrar la llegada del varon, del heredero.
--¿no es precipitado? --reina.
Entusiasmado el rey dice:
--¡¡no... será varón... varón¡¡
La reina no imagina que Caetano desea que sea niña porque no quiere estar cerca de la corona. Llena de odio la reina piensa:
--espero por tu bien que sea niña... eso espero --Maria Isabel.
Mientras el rey celebra con los futuros padres que no caben en sí de gozo, la reina descarga su rabia en la biblioteca. Entra Joao.
--¡¡no quiero ver a nadie¡
La mujer está tirando todos los libros al piso.
--es que tengo una buena noticia...
La reina está como loca:
--es que estoy acabada... ¡¡acabada¡¡
--La esposa de Emilio está embarazada...
Maria Isabel no da crédito a lo que oye:
--¿¿qué dijiste?
--que Josefina está embarazada...
--¡¡estás seguro?¡
Joao hace que sí con la cabeza. La reina ahora ríe como loca. No todo está perdido.
Por otro lado, Luís y Ester estan juntos en la casa en la que se aman en secreto.
--estás segura...?
--cien por cien no pero yo creo que sí...
Luís no dice nada.
--¿y ahora? --le pregunta Ester.
--no puedo abandonar a mis hijas --dice poniendo la mano en el vientre de su amante-- pero tampoco al hijo que esperas...
y aunque no se atreve a decirlo, Luís sabe que si Ester tiene un varón podrán amarse libremente.
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